FRITADA DE VERDURAS PISTO CASERO

Disfruta de una fritada de verduras o pisto casero al estilo tradicional, sabroso, saludable y perfecto como guarnición o relleno.

Seguramente esta receta de la abuela María es una de las maneras más apetecibles de comer verduras. El sabor, el color y la textura hacen que hasta los más reacios se animen a probarla y repetir. Todo en ella invita a mojar pan.

La fritada de verduras, o pisto casero, es uno de esos platos de siempre, con aroma a cocina lenta, de esas que llenan la casa de olores reconfortantes. Y lo mejor: puedes adaptarla a la verdura que tengas a mano.

Además de saludable y sabrosa, es muy versátil. Sirve tanto como guarnición para carnes, pescados o huevos, como relleno de empanadas, empanadillas o incluso dentro de un hojaldre doradito al horno.

Este plato tiene alma, tiene historia, y cada cucharada cuenta algo. En casa siempre desaparecía rápido, sobre todo cuando lo acompañábamos de un huevo frito o un poco de arroz. El pisto de la abuela era religión.

Así que si buscas una receta sencilla, económica, y que aproveche los mejores productos de temporada, esta fritada de verduras o pisto casero es una apuesta segura. Pura cocina de verdad, hecha con cariño y sabor.

INGREDIENTES DE LA RECETA DE FRITADA DE VERDURAS

  • 2 patatas grandes
  • 1 calabacín
  • 1 berenjena
  • 1 pimiento verde
  • 1 pimiento rojo
  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 300 gr de tomate triturado
  • Pimienta negra molida
  • Sal
  • Aceite de oliva virgen extra

PREPARACIÓN DE LA RECETA DE FRITADA DE VERDURAS

Pelamos la patata, lavamos y cortamos en dados pequeños.

Ponemos abundante aceite de oliva virgen extra en una sartén a calentar.

Freímos la patata, mejor en dos tandas o más si es necesario, para que no se peguen, apelmacen, etc. Queremos que nos queden sueltas y bien fritas.

Cuando estén, colocamos sobre papel de cocina, para que suelte el exceso de aceite.

Mientras, lavamos bien el calabacín y cortamos en dados pequeños, podemos usarlo con piel.

También quitamos la piel a la berenjena y troceamos en daditos. Si te gusta la piel la puedes dejar, para mi gusto es demasiado dura.

Freímos en el mismo aceite sobrante, berenjena y calabacín.

Cuando esté, reservamos también sobre papel de cocina.

Picamos en trocitos muy pequeños el ajo, la mitad de los pimientos y media cebolla.

Sofreímos todo a fuego bajo en el mismo aceite que venimos usando, si ha quedado mucho, retira un poco.

Cuando esté bien pochado, subimos el fuego y añadimos el resto de pimientos y cebollas, esta vez cortados un poco más grande.

Así, vamos a conseguir infinidad de texturas con los mismos ingredientes.

Sofreímos un par de minutos, añadimos el tomate y un poco de pimienta negra molida.

Mezclamos y dejamos freír hasta que reduzca el tomate, quedando consistente.

Añadimos la patata, calabacín y berenjena que habíamos reservado y cocinamos todo, removiendo, durante un par de minutos.


💡 CONSEJOS FINALES

No tengas prisa: el secreto de un buen pisto está en el fuego lento, para que los sabores se fundan y no se cuezan a lo loco.

Usa tomate natural rallado o triturado, y si puedes, quítale el exceso de agua para que quede más concentrado y sabroso.

El aceite de oliva virgen extra es fundamental para darle ese sabor auténtico de siempre.

Déjalo reposar un poco antes de servir. Como muchos platos de cuchara, gana muchísimo con el tiempo.

¿Con qué acompañarlo?

  • Ideal con huevo frito o a la plancha, que al romper la yema le da un punto brutal.

  • Puedes usarlo como relleno de empanadas, canelones o tartaletas saladas.

  • O servirlo como tapa, sobre una rebanada de pan tostado, con un toque de queso de cabra o atún por encima.


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