RECETA DE BIZCOCHO NUBE JAPONÉS

Descubre la mejor receta de bizcocho nube japonés, suave, esponjoso y fácil de preparar en casa. Te encantará su textura ligera.

Si alguna vez has soñado con morder una nube, esta receta te acerca bastante a esa experiencia. Su textura ligera y esponjosa convierte cada bocado en un pequeño placer que se deshace en la boca.

Además, su aspecto delicado es perfecto para sorprender tanto en reuniones familiares como en momentos de capricho personal.

A diferencia de los bizcochos tradicionales, esta delicia japonesa tiene un encanto especial. No es solo un postre; es una sensación que mezcla suavidad, sutileza y elegancia. Por eso, quienes lo prueban suelen recordarlo con una sonrisa. Y lo mejor de todo: puedes hacerlo en casa sin necesidad de ser un chef profesional.

Desde el primer momento en que lo saques del horno, sabrás que es diferente. Su movimiento leve al tocarlo, su color dorado uniforme y su aroma suave lo hacen destacar sin necesidad de grandes decoraciones. No es exagerado decir que esta receta puede convertirse en tu nueva favorita.

Como verás más adelante, no se trata solo de seguir pasos, sino de respetar tiempos, temperaturas y técnicas sencillas pero precisas. Porque si alguna vez has soñado con morder una nube, esta receta te acerca bastante a esa experiencia.

Así que si estás buscando algo más que un simple bizcocho, has llegado al lugar indicado. Sigue leyendo y descubre el secreto detrás de uno de los pasteles más queridos del mundo por su ligereza y encanto.

INGREDIENTES DE LA RECETA DE BIZCOCHO NUBE JAPONÉS

(molde de 18 cm)

  • 250 g de queso crema (tipo Philadelphia)

  • 50 g de mantequilla

  • 100 ml de leche entera

  • 6 huevos (separadas las claras de las yemas)

  • 60 g de harina de trigo (tamizada)

  • 20 g de maicena

  • 120 g de azúcar

  • 1 cucharadita de zumo de limón (opcional, para estabilizar las claras)

  • Una pizca de sal

  • Azúcar glas para espolvorear (opcional)

PREPARACIÓN DE LA RECETA DE BIZCOCHO NUBE JAPONÉS

Primero, precalienta el horno a 150 °C con calor arriba y abajo (sin ventilador). Luego, forra la base del molde con papel vegetal y cubre los laterales. Si tu molde no es desmontable, mejor. Si lo es, envuélvelo por fuera con papel de aluminio para evitar que entre agua durante el horneado al baño maría.

En un cazo a fuego muy bajo, derrite el queso crema junto con la mantequilla y la leche. Remueve constantemente hasta que quede una mezcla suave y homogénea. Después, retira del fuego y deja templar un poco.

Una vez la mezcla esté templada, agrega las yemas de huevo una a una, mezclando bien. Luego, incorpora la harina tamizada y la maicena, mezclando suavemente hasta que no queden grumos.

Aparte, en un bol grande y limpio, bate las claras con la pizca de sal y el zumo de limón. Cuando empiecen a espumar, añade el azúcar poco a poco. Sigue batiendo hasta obtener un merengue de picos suaves (no demasiado firme).

Ahora viene lo delicado: mezcla las claras con la crema de queso en tres tandas. Usa movimientos envolventes con una espátula, con calma y sin batir. Esto es lo que le dará esa textura de nube.

Vierte la mezcla en el molde y dale unos golpecitos suaves contra la mesa para sacar burbujas de aire. Luego, coloca el molde dentro de una bandeja con agua caliente (baño maría) y hornea durante 25 minutos a 150 °C. Después, baja la temperatura a 110 °C y hornea 55 minutos más.

Cuando termine el tiempo, deja el bizcocho dentro del horno con la puerta entreabierta durante 15-20 minutos para evitar un cambio brusco de temperatura. Luego, sácalo y deja enfriar completamente antes de desmoldar.


💡 CONSEJOS FINALES

Paciencia con las claras: si las montas demasiado, costará integrarlas y perderás esponjosidad.

Baño maría clave: sin él, no se consigue esa cocción lenta y pareja que evita que se agriete.

No abras el horno antes de tiempo, o el bizcocho se desinflará.

Si quieres un toque cítrico, añade ralladura de limón a la mezcla de yemas.

Para una versión más ligera, puedes reducir un poco el azúcar (hasta 90 g), pero perderás dulzor y estabilidad.


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