Si te apasiona el pan hecho en casa, esta receta de pan rústico casero es perfecta para ti.
Con ingredientes sencillos y un proceso tradicional, podrás disfrutar de un pan con corteza crujiente y miga esponjosa, ideal para acompañar cualquier comida o simplemente disfrutarlo solo.
El encanto de esta receta de pan rústico casero está en su simplicidad y el resultado final: un pan artesanal con sabor auténtico y textura inigualable.
No necesitas ser un experto panadero, solo seguir los pasos y tener un poco de paciencia durante el levado.
Además, hacer tu propio pan te permite controlar los ingredientes y experimentar con sabores, como añadir semillas o hierbas aromáticas.
Con esta receta de pan rústico casero, conseguirás un pan delicioso y saludable, sin aditivos ni conservantes.
Anímate a encender el horno y disfruta del placer de crear algo desde cero.
El aroma a pan recién hecho invadirá tu cocina y el resultado te sorprenderá.
INGREDIENTES DE LA RECETA
- 500 g de harina de fuerza
- 350 ml de agua templada
- 10 g de sal
- 10 g de levadura fresca (o 3,5 g de levadura seca)
- 1 cucharadita de azúcar (opcional, ayuda a activar la levadura)
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra (opcional, para darle más sabor)
- Harina extra para espolvorear
PREPARACIÓN DE LA RECETA DE PAN RÚSTICO CASERO
Disuelve la levadura fresca en el agua templada junto con el azúcar.
Deja reposar unos 10 minutos hasta que empiece a burbujear.
En un bol grande, mezcla la harina y la sal.
Añade la mezcla de agua y levadura y el aceite de oliva.
Remueve con una cuchara de madera hasta que todos los ingredientes estén integrados.
Pasa la masa a una superficie ligeramente enharinada y amasa durante unos 10 minutos hasta obtener una masa suave y elástica.
Forma una bola con la masa y colócala en un bol ligeramente aceitado.
Cubre con un paño húmedo y deja levar durante 1,5 – 2 horas en un lugar cálido hasta que doble su tamaño.
Desgasifica la masa suavemente (amasando ligeramente para sacar el aire).
Dale forma redonda u ovalada al pan.
Colócalo sobre papel de horno y cúbrelo con un paño. Deja levar otros 30-45 minutos.
Precalienta el horno a 230°C (con calor arriba y abajo). Coloca una bandeja metálica vacía en la base del horno.
Realiza unos cortes en la superficie del pan con un cuchillo afilado.
Justo antes de meter el pan al horno, vierte medio vaso de agua en la bandeja metálica caliente para generar vapor (esto ayuda a que la corteza quede crujiente).
Hornea el pan durante 15 minutos a 230°C.
Luego baja la temperatura a 200°C y hornea otros 20-25 minutos hasta que la corteza esté dorada y al golpear la base suene a hueco.
Deja enfriar sobre una rejilla antes de cortarlo.
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