Descubre cómo hacer esta deliciosa receta de rosquillas de anís caseras, esponjosas y cubiertas de azúcar. Un dulce muy fácil de hacer.
Su textura esponjosa y su sabor suave a anís las convierten en una opción perfecta para acompañar tu café o té.
Si nunca las has probado, esta receta de rosquillas de anís te sorprenderá por lo fáciles que son de hacer y lo ricas que quedan.
Para preparar esta receta de rosquillas de anís, solo necesitarás algunos ingredientes básicos como harina, azúcar, anís y levadura.
En poco tiempo podrás tener un dulce casero que encantará a todos en casa.
No te preocupes si eres principiante en la cocina, ya que es una receta sencilla que no requiere mucha experiencia.
Lo mejor de esta receta de rosquillas de anís es que puedes disfrutar de ellas recién hechas, crujientes por fuera y suaves por dentro.
Además, el toque de azúcar por encima le da un sabor irresistible. Perfectas para una merienda o hasta un desayuno especial.
Si buscas una receta que te haga sentir como en casa, esta receta de rosquillas de anís es ideal.
Su aroma y sabor te transportarán a tiempos antiguos y te harán disfrutar de la sencillez de un buen postre casero. Anímate a prepararlas y sorprender a tus seres queridos.
INGREDIENTES DE LA RECETA
- 250 g de harina de trigo
- 100 g de azúcar
- 1 huevo
- 50 ml de aceite de oliva o girasol
- 50 ml de anís (puedes usar anís seco o dulce según tu gusto)
- 1 sobre de levadura en polvo (aproximadamente 16 g)
- Una pizca de sal
- Ralladura de 1 limón (opcional, para dar un toque fresco)
- Azúcar extra para rebozar
- Aceite para freír (si prefieres freírlas)
PREPARACIÓN DE LA RECETA DE ROSQUILLAS DE ANÍS
En un bol grande, tamiza la harina junto con la levadura y la pizca de sal. Añade el azúcar y la ralladura de limón (si decides usarla).
Haz un hueco en el centro de los ingredientes secos y agrega el huevo, el aceite y el anís.
Mezcla con las manos o con una espátula hasta obtener una masa homogénea. Si la masa está demasiado pegajosa, puedes añadir un poco más de harina, pero no debe quedar muy seca.
Amasa durante unos 5-10 minutos hasta que la masa esté suave y elástica. Déjala reposar unos 10-15 minutos tapada con un paño limpio.
Divide la masa en pequeñas porciones (del tamaño de una nuez) y forma bolitas. Luego, haz un agujero en el centro con el dedo, creando la forma de rosquilla. Asegúrate de que el agujero sea lo suficientemente grande para que no se cierre durante la fritura.
Calienta el aceite en una sartén honda a temperatura media-alta. Cuando el aceite esté caliente, introduce las rosquillas con cuidado, unas pocas a la vez, para que no se amontonen. Fría por unos 2-3 minutos por cada lado, o hasta que estén doradas.
Saca las rosquillas y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Mientras aún estén calientes, pásalas por azúcar para que queden bien cubiertas.
Deja que las rosquillas se enfríen un poco antes de servir. ¡Disfruta con un café o té!
Esta receta es bastante versátil, y puedes ajustar el nivel de anís según tu preferencia, e incluso probar con un toque de canela si te gusta.
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