Este es uno de los platos típicos en los restaurantes chinos y que seguramente todos conocemos, porque se incluye siempre en todos los menús. Es un plato sencillo de elaborar pero que queda delicioso y a todos gusta, por eso su éxito.
Cortamos la pechuga de pollo en trozos tamaño de bocado, ponemos pimienta negra molida y reservamos.
En un wok o sartén grande ponemos un poco de aceite de oliva a calentar y añadimos el ajo muy picado.
Antes de que empiece a tomar color añadimos la zanahoria cortada en rodajas y sofreímos todo junto.
Opcionalmente si nos gusta que la salsa quede con más cuerpo pondremos una cucharadita pequeña de maicena y mezclamos bien para que se integre.
Colocamos los trozos de pollo para sellarlos, todo esto a fuego muy fuerte.
Añadimos el champiñón troceado o laminado y seguimos rehogando.
Cuando el pollo prácticamente esté, pondremos el pimiento cortado en tiras, la cebolla en julianas y las almendras. Salteamos durante aproximadamente 2 minutos a fuego muy fuerte.
Añadimos la salsa de soja, sal al gusto y dejamos que cocine todo junto un par de minutos más antes de servir.